Los delitos en el comercio minorista supusieron más de 112,000 millones de dólares en pérdidas para el sector en 2022, según un informe de NRF.
A medida que los incidentes de delincuencia en el comercio minorista siguen aumentando en todo el país, los comerciantes han experimentado un gran incremento de las pérdidas económicas asociadas a los hurtos. Según la Encuesta Nacional de Seguridad en el Comercio Minorista de 2023, publicada por la Federación Nacional de Minoristas (NRF), en 2022 las pérdidas por hurto ascendieron a 112,100 millones de dólares, frente a los 93,900 millones de dólares de 2021.
“Los minoristas están viendo niveles sin precedentes de robo junto con la delincuencia desenfrenada en sus tiendas y la situación sólo se está volviendo más grave”, dijo el vicepresidente de la NRF para la Protección de Activos y Operaciones al por menor, David Johnston. “Mucho más allá del impacto financiero de estos delitos, la violencia y la preocupación por la seguridad siguen siendo la prioridad para todos los minoristas, independientemente de su tamaño o categoría”.
Según la encuesta, la tasa media de pérdida desconocida en el año fiscal 2022 aumentó hasta el 1.6%, frente al 1.4% del año anterior. Los porcentajes de pérdida desconocida pueden variar significativamente según el sector minorista. Al igual que en años anteriores, los hurtos internos y externos representaron casi dos tercios (65%) de la pérdida desconocida de los minoristas. La pérdida desconocida es aquella pérdida no identificada, no registrada o no contabilizada correctamente, que solo se puede detectar comparando las discrepancias entre el stock teórico y el inventario real.
Los minoristas informaron que la delincuencia organizada en el comercio sigue siendo una preocupación importante debido al aumento de los niveles de violencia. Más de dos tercios (67%) de los encuestados afirmaron que, en comparación con hace un año, estaban observando incluso más violencia y agresiones por parte de los autores del crimen organizado. Aunque los minoristas siguen mejorando sus medidas de prevención de pérdidas y protección de activos, a veces hay que tomar medidas más drásticas.
Los minoristas afirman haberse visto obligados a cerrar una tienda concreta (28%), reducir el horario de apertura (45%) o reducir o modificar la selección de productos en tienda (30%) como consecuencia directa de la delincuencia en el comercio. Ante el aumento de la violencia, cada vez son más los minoristas que optan por no intervenir en la detención de los ladrones. El 41% de los encuestados afirma que ningún empleado está autorizado a detener o retener a los ladrones, frente al 38% del año pasado.
Los tipos de productos a los que se dirigen los ladrones pueden no basarse únicamente en el precio. Los productos pueden ir desde artículos de alto precio y alta costura hasta productos cotidianos de rápida reventa. Aunque tradicionalmente los grupos ORC se han centrado en artículos o tipos de bienes específicos, esa lista se ha ampliado a nuevas categorías como ropa de abrigo, pilas, bebidas energéticas, calzado de diseño y accesorios de cocina.
Las cinco ciudades/áreas metropolitanas más afectadas por la ORC el año pasado fueron Los Ángeles, San Francisco/Oakland, Houston, Nueva York y Seattle.
