El índice de NOAA rastrea cómo la contaminación por gases de efecto invernadero amplificó el calentamiento global en 2022.
El índice anual de gases de efecto invernadero (AGGI) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), rastreó los aumentos en la influencia de calentamiento de los gases que atrapan el calor generados por la actividad humana, incluidos el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, los clorofluorocarbonos y otros 15 gases. El AGGI convierte los cálculos científicos complejos de cuánto calor adicional capturan estos gases, en un solo número que se puede comparar fácilmente con años anteriores.
En 2006, los científicos de la NOAA con el Laboratorio de Monitoreo Global (GML) desarrollaron el AGGI como una forma de ayudar a los legisladores, educadores y el público a conocer el impacto directo acumulativo del aumento de los niveles de gases de efecto invernadero en el clima de la Tierra desde el inicio de la era industrial. El índice se compara con un valor de 1 para el año 1990, el año de referencia para las reducciones de emisiones del Protocolo de Kioto.
En 2022, el AGGI subió a un valor de 1.49, un aumento consistente con años anteriores. Eso significa que la contribución al calentamiento de los gases de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera en 2022 fue un 49% mayor que en 1990. El dióxido de carbono (CO2) sigue siendo, con diferencia, el mayor contribuyente al total de estos gases, siendo el metano el segundo. Si bien la abundancia media global de CO2 en 2022 fue de 417 partes por millón (ppm), la acumulación de todos los gases incluidos en el AGGI fue equivalente a 523 ppm de CO2.
Aproximadamente 36 mil millones de toneladas métricas de CO2 son emitidas cada año por el transporte, la generación eléctrica, la fabricación de cemento, la deforestación, la agricultura y muchas otras prácticas. Una fracción sustancial del CO2 emitido hoy persistirá en la atmósfera durante más de 1,000 años. El promedio mundial de CO2 atmosférico ha aumentado desde 1990, un 77 %.
Los niveles de metano atmosférico o CH4, promediaron 1,911.8 partes por billón (ppb) durante 2022 o alrededor de dos veces y media más que los niveles preindustriales. El aumento de 14.1 ppb registrado durante 2022 fue el tercero más rápido observado desde principios de la década de 1980. Las causas del aumento dramático posterior a 2007 no se comprenden completamente, pero la investigación realizada por científicos de NOAA apunta a un aumento dominante en las emisiones de fuentes microbianas como humedales, agricultura, vertederos y un aumento menor en las emisiones de metano del sector de los combustibles fósiles.
Los niveles del tercer gas de efecto invernadero, el óxido nitroso o N2O, aumentaron a 335,7 ppb, un aumento del 24% con respecto a su nivel preindustrial. El aumento de 1.25 ppb del año pasado es el tercer salto más grande desde 2000. Los aumentos en el óxido nitroso atmosférico durante las últimas décadas se deben principalmente al uso de fertilizantes nitrogenados y estiércol de la expansión e intensificación de la agricultura.
“Existen fuentes de energía alternativas para reemplazar los combustibles fósiles”, dijo Stephen Montzka, científico principal GML que dirige el informe AGGI cada año, “pero reducir las emisiones asociadas con la producción de alimentos es quizás una tarea aún más difícil”, concluyó.