El estudio sugiere que la mayoría de los planetas no habrían albergado vida durante tanto tiempo.
El éxito del planeta Tierra en mantenerse habitable durante miles de millones de años se debe en parte a la suerte, según un nuevo estudio. Un experimento de simulación masiva sugiere que la mayoría de los planetas no habrían podido hacer frente a los cambios en su clima sin dejar de albergar vida durante los tres mil millones de años que tiene la Tierra, han dicho los científicos.
Los investigadores sometieron a cien mil planetas generados aleatoriamente a los efectos de la evolución climática, 100 veces cada uno. Menos del 10 por ciento, aproximadamente 8 mil mantuvieron el curso al menos una vez y casi todos estos (8,000) completaron el lapso menos de 50 veces de cada 100, mientras que más de la mitad (alrededor de 4,500) tuvieron éxito menos de 10 veces de cada 100.
Los científicos explicaron que la Tierra no solo tiene una temperatura habitable hoy, sino que la ha mantenido en todo momento durante tres a cuatro mil millones de años, un período extraordinario de tiempo geológico, por lo que ahora se puede entender que nuestro planeta se mantuvo apto para la vida durante tanto tiempo debido al menos en parte a la suerte, dijeron los expertos. Y dieron el ejemplo de que, si un asteroide un poco más grande hubiera golpeado la Tierra o lo hubiera hecho en un momento diferente, entonces nuestro planeta podría haber perdido su habitabilidad por completo.
También explicaron los científicos que, si un observador inteligente hubiera estado presente en la Tierra primitiva cuando la vida evolucionó por primera vez y hubiera sido capaz de calcular las posibilidades de que el planeta permaneciera habitable durante los próximos miles de millones de años, el cálculo podría haber revelado que había muy pocas probabilidades. Estas escasas perspectivas significa que las posibilidades de encontrar “Tierras gemelas” habitables en otras partes del universo son muy reducidas y que descubrir un planeta con las mismas condiciones que el nuestro es como encontrar, literalmente, una aguja en un pajar.