La señal parece provenir de Proxima Centauri, la estrella más cercana al sol.
Los astrónomos detrás de la búsqueda más extensa hasta ahora de vida extraterrestre están investigando una intrigante emisión de ondas de radio que parece provenir de la dirección de Proxima Centauri, la estrella más cercana al sol.
El estrecho haz de ondas de radio fue captado durante 30 horas de observaciones por el telescopio Parkes en Australia en Abril y Mayo del año pasado. El análisis del rayo se ha realizado durante algún tiempo y los científicos aún tienen que identificar si pudiera tratarse de un equipo terrestre o un satélite que pasa.
No es extraño que los astrónomos del proyecto Breakthrough Listen, detecten explosiones de ondas de radio con el telescopio Parkes o el Observatorio Green Bank en Virginia Occidental, pero todo hasta ahora se ha atribuido a interferencias provocadas por humanos o fuentes naturales.
Es probable que esta última señal también tenga una posible explicación, pero la dirección del haz estrecho, alrededor de 980MHz y un cambio aparente en su frecuencia que se dice que es consistente con el movimiento de un planeta, se han sumado a la naturaleza tentadora del hallazgo.
El desafío para los astrónomos de Breakthrough Listen y otros dedicados a encontrar vida inteligente en el espacio, es detectar posibles “firmas tecnológicas” entre las ondas de radio de equipos en la Tierra, fenómenos cósmicos naturales y hardware en órbita que rodea el planeta.
En cuanto a Proxima Centauri, esta ha sido objeto de un intenso escrutinio por parte de los astrónomos. Se sabe que al menos dos planetas orbitan alrededor de la estrella. Uno es un gigante gaseoso y se cree que el otro es un mundo rocoso aproximadamente un 17% más masivo que la Tierra. Conocido como Proxima b, el planeta gira alrededor de su estrella cada 11 días y se encuentra en la llamada “zona habitable”, donde la temperatura es adecuada para que el agua fluya y se acumule. Aunque en 2017, los científicos de la NASA utilizaron modelos informáticos para demostrar que si Proxima b tuviera una atmósfera similar a la de la Tierra, podría ser fácilmente despojada por la intensa radiación y las erupciones solares desatadas por su estrella madre. Bajo estos golpes, el planeta de 4,000 millones de años podría haber perdido toda su atmósfera en 100 millones de años.