El cambio climático continuó su implacable marcha durante 2020 y está en camino de ser uno de los tres años más cálidos desde que se iniciaron los registros.
El calor de los océanos está en niveles récord y más del 80% experimentó una ola de calor marino en algún momento de 2020, con repercusiones generalizadas para los ecosistemas que ya sufren de aguas más ácidas debido a la absorción de dióxido de carbono (CO2), según el informe provisional de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2020.
El informe, que se basa en las contribuciones de decenas de organizaciones y expertos internacionales, muestra cómo los eventos de alto impacto, como el calor extremo, los incendios forestales y las inundaciones, así como la temporada récord de huracanes en el Atlántico, afectó a millones de personas, agravando las amenazas a la salud y la estabilidad económica planteadas por la pandemia de COVID-19.
De acuerdo con el informe, pese al confinamiento por el COVID-19, las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero continuaron aumentando, condenando al planeta a un mayor calentamiento por muchas generaciones más, debido a la larga permanencia del CO2 en la atmósfera.
La temperatura media mundial para el período de enero a octubre de 2020 fue alrededor de 1,2°C superior al valor de referencia de 1850-1900, que se utiliza como estimación de los niveles preindustriales. Es muy probable que el año 2020 sea uno de los tres años más cálidos de los que se tiene registro a nivel mundial. Los registros modernos de la temperatura comenzaron en 1850.
La evaluación se basa en cinco conjuntos de datos de temperatura global que actualmente ubican a 2020 como el segundo año más cálido hasta la fecha, después de 2016 y antes de 2019. Sin embargo, la diferencia entre los tres años más cálidos es pequeña y las clasificaciones exactas para cada conjunto de datos podrían cambiar, una vez que las estadísticas de todo el año estén disponibles.
El calor más notable se observó en el norte de Asia, particularmente en el Ártico siberiano, donde las temperaturas estaban a más de 5°C por encima del promedio. El calor siberiano culminó a finales de Junio, cuando alcanzó los 38.0°C en Verkhoyansk el día 20, provisionalmente la temperatura más alta conocida en cualquier lugar al norte del Círculo Polar Ártico. Esto alimentó la temporada de incendios forestales más activa en un registro de datos de 18 años, según lo estimado en términos de emisiones de CO2 liberadas por los incendios.
Los efectos ambientales negativos incluyen impactos en la tierra como sequías, incendios forestales en áreas de bosques, degradación de la tierra, tormentas de arena y polvo, desertificación y contaminación del aire, con implicaciones de gran alcance para la naturaleza y la vida silvestre. Los impactos en los sistemas marinos incluyen el aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos, la reducción de los niveles de oxígeno del océano, la descomposición de los manglares y el blanqueamiento de los corales.
Según el Fondo Monetario Internacional, la actual recesión mundial causada por la pandemia de COVID-19 dificulta la promulgación de las políticas necesarias para la mitigación, pero también ofrece oportunidades para llevar a la economía por un camino más verde a fin de impulsar la inversión en infraestructura pública ecológica y resiliente, favoreciendo así el producto interno bruto (PIB) y el empleo durante la fase de recuperación.