La cifra total de casos positivos llegó a 12,642,245, según el conteo de Johns Hopkins University y 260,591 fallecimientos.
Según los expertos de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos sumó ayer 169,190 casos nuevos de COVID-19 y el número de muertes diarias ascendió a 2,157, cifras que podrían aumentar aun mas las próximas semanas, ya que millones de personas han desafiado las advertencias oficiales y viajan por el feriado de Acción de Gracias.
Además, al menos 88,080 personas están hospitalizadas por COVID-19 en Estados Unidos, lo que establece un récord desde que comenzó la enfermedad. Esta es la cifra más alta de hospitalizaciones por COVID-19 que la nación ha registrado desde el inicio de la pandemia.
Los sistemas hospitalarios de todo el país han advertido que su personal y la disponibilidad de camas en unidades de cuidados intensivos se reducen.
Por si fuera poco, millones de viajeros han ignorado las advertencias de las autoridades sanitarias de no viajar por la celebración del día de Acción de Gracias. Según la Administración de Seguridad de Transporte (TSA), encargada de los controles de los aeropuertos, esta es la semana con más afluencia de viajeros desde marzo, con una media de un millón de viajeros diarios desde el pasado fin de semana.
Sumado al problema de salud, esta pandemia también ha contribuido a desestabilizar la economía de las personas. Los pedidos de prestaciones por desempleo en Estados Unidos aumentaron por segunda semana consecutiva a 778,000, señal de que la economía y el mercado laboral sufren el rebrote del coronavirus y el tiempo frío acrecienta los riesgos.
El informe del Departamento de Trabajo del miércoles, señala que antes del brote del virus en marzo los reclamos semanales llegaban apenas a 225,000. Subieron hasta 6,9 millones en el mismo mes y luego cayeron, pero ocho meses después permanecen en niveles históricamente altos, ya que muchas empresas no pueden reabrir.
El aumento de los casos acrecienta las presiones sobre empresas e individuos y crecen los temores de una “recesión de doble caída” a medida que estados y ciudades vuelven a imponer restricciones a los negocios.
A todo esto se suma un preocupante informe acerca de que, en plena crisis por el COVID-19, unas 5.8 millones de familias en el país ven “muy probable” que tengan que dejar sus hogares antes de final de año, según una encuesta realizada el pasado 9 de noviembre por la Oficina del Censo.
Un tercio de los 17.8 millones de hogares que cuentan con retrasos en el pago de sus rentas e hipotecas han reconocido que es muy probable que se enfrenten a un desalojo en los próximos dos meses, aunque se espera que la cifra aumente durante el mes de marzo de 2021, cuando expire el plazo otorgado a los beneficiarios de la Ley CARES.