Un fabricante de ataúdes de Indonesia se convirtió en millonario luego de que un meteorito atravesara el techo de su casa.
Josua Hutagalung, fabricante de ataúdes, estaba trabajando cuando una roca del tamaño de una pelota de fútbol agujereó el techo de su casa. El hombre, ni lerdo ni perezoso, tomó el meteorito y se puso a venderlo, con la fortuna de que encontró a un coleccionista que le pagó más de dos millones de dólares por la roca, lo que le dio suficiente dinero para retirarse y construir una iglesia en su pueblo.
“Estaba trabajando en un ataúd cerca de la calle, en el frente de mi casa, cuando escuché un ruido muy fuerte que hizo temblar todo, como si nos hubiera caído encima un árbol”, dijo. La piedra quedó hundida en el suelo y, como estaba muy caliente, él y su esposa tuvieron que sacarla con herramientas.
El especialista Jared Collins, que estudia meteoritos, viajó hasta Bali para hacerse con la piedra, luego de recibir varias llamadas advirtiendo del hallazgo. Si bien fue él quien negoció con el indonesio, la piedra de 2.2 kilos se la quedó un coleccionista estadounidense.
El hallazgo está guardado en nitrógeno líquido en el Centro de Estudios de Meteoritos de la Universidad de Arizona. Se trata de una condrita carbonácea (meteorito no metálico) muy antigua, catalogada como CM-1, una variedad poco frecuente.
Que un meteorito atraviese el techo de una casa es una situación muy poco frecuente y solo ha ocurrido algo similar unas 15 veces en los últimos cien años.