El porcentaje de hispanos fallecidos aumentó de 16.3% en Mayo a 26.4% en Agosto.
Durante el 12 de Febrero al 15 de Octubre de 2020, la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) resultó en aproximadamente 7,900,000 casos reportados y aproximadamente 216,000 muertes en Estados Unidos.
En un informe presentado por el Centro de Control de Enfermedades (CDC) que cubrió desde el 1º de Mayo hasta el 31 de Agosto de 2020, en 50 estados y el Distrito de Columbia, se reportó que durante este período, se notificaron de 114,411 muertes asociadas a COVID-19. En general, el 78,2% de los fallecidos tenían 65 años o más, de los cuales el 53.3% eran hombres. El 51.3% eran blancos no hispanos, el 24.2% eran hispanos y el 18.7% eran afroamericanos. El número de muertes asociadas a COVID-19 disminuyó de 37,940 en Mayo a 17,718 en Junio. Posteriormente, los recuentos aumentaron a 30,401 en Julio y disminuyeron a 28,352 en Agosto. De Mayo a Agosto, la distribución porcentual de las muertes asociadas a COVID-19 por región del censo en Estados Unidos aumentó del 23.4% al 62.7% en el sur y del 10.6% al 21.4% en el oeste. Durante el mismo período, la distribución porcentual de los fallecidos que eran hispanos aumentó del 16.3% al 26.4%.
El informe también muestra que las muertes continuaron ocurriendo de manera desproporcionada entre las personas mayores y ciertas minorías raciales y étnicas, particularmente entre los hispanos.
Los datos también reflejan que el COVID-19 fue en el 92% de los fallecimientos la causa subyacente de los mismos, es decir que el coronavirus fue la condición que inició la cadena de eventos que finalmente condujeron a la muerte de la persona.
El reporte muestra además que las disparidades raciales y étnicas entre los fallecidos por COVID-19 han persistido durante el curso de la pandemia y continúan aumentando entre los hispanos. Se espera que estos resultados puedan ayudar al sistema de salud pública y a los esfuerzos en la prevención y detección temprana de la infección entre los grupos afectados de manera desproporcionada para minimizar la mortalidad.